Por Daniel Kiper * | Propongo una simple operación aritmética: cinco millones de abonados que se suscribirán al paquete Fútbol y que pagarán 200 pesos mensuales en 11 meses de transmisión totalizan una recaudación anual de once mil millones de pesos.
A este monto debemos sumarle: 1º) la comercialización del fútbol argentino en el resto de los países del mundo; 2º) la comercialización a través de las nuevas tecnologías, porque no se trata sólo de televisión sino también de tabletas, celulares o dispositivos diversos; 3º) la recaudación por venta de publicidad, ya sea genérica —en la televisión— o específica para cada usuario —en la web; y 4º) la publicidad estática: carteles en el campo de juego dirigidos a las cámaras de televisión. Se trata, esta última, de otra caja de un mismo negocio, motivo por el cual las cámaras de televisión se preocupan por enfocar los carteles alrededor del campo de juego con igual o mayor empeño que a la pelota misma.
Seamos prudentes. Sumemos apenas cuatro mil millones de pesos anuales por estos últimos conceptos. Obtenemos una recaudación total de 15 mil millones de pesos por año.
¿Cuánto pretenden los dirigentes del fútbol argentino? Existen varias voces y ninguna conducción. Pero de las declaraciones de los protagonistas se advierte que las cifras oscilan entre 2.700 millones y 3.500 millones de pesos, incrementada en el día de ayer a 5.500 millones de pesos por un oferente de último momento que no se dedica a transmitir sino a revender. Es lógico, usó la calculadora y advirtió el negocio de comprar barato y revender.
¿Es razonable que los clubes perciban, en el mejor de los casos, un tercio del espectáculo que producen y solventan? Creo que no.
Los clubes aportamos: 1º) el estadio, solventamos sus gastos; 2º) los equipos de fútbol, pagamos los sueldos, las primas, los aportes patronales y las cargas sociales, los seguros, etcétera de unos 25 futbolistas; 3º) el público, que por seguir a su equipo y el desarrollo del torneo pagará una suma mensual de su bolsillo; 4º) el personal, afrontamos los salarios de cientos de empleados; 5º) los gastos organizativos, entre tantos otros.
Es decir, aportamos el teatro, los actores, la obra, el personal y asumimos los costos. Pero cedemos lo más importante: la boletería. La caja o la recaudación quedarán en manos de la empresa adjudicataria.
Si cedemos la caja, y sin olvidar ni justificar casos de falta de transparencia, es natural que los clubes sean pobres y no puedan retener futbolistas. El fútbol necesita que el dinero que produce quede en la tesorería de los clubes.
Mi propuesta es simple: AFA TV para comercializar de manera directa, sin intermediarios, la transmisión del fútbol. Es complejo, no por la operatoria sino por los dirigentes de fútbol. Lejos de ser la solución a la crisis de la AFA, perdonen mi sinceridad, son el gran problema del fútbol argentino.
Por ello es necesario democratizar la AFA, permitir el voto de todos los socios de los clubes afiliados para elegir autoridades y otorgar el derecho a cada asociado a postularse a cargos electivos.
El papelón del empate en 38 cuando votaron 75 no se supera en modo alguno e impone democratizar la entidad a la mayor brevedad.