Por Hugo Quintana | Qué bueno hubiese sido que la repetida frase del muy respetado ex presidente Raúl Alfonsín…¨con la democracia se come, se educa y se cura¨ tuviese un correlato con nuestra realidad.35 años más tarde todos los índices demuestran que la democracia no fue suficiente para solucionar los graves problemas de los Argentinos; por el contrario, tenemos mas pobres e indigentes, mas desigualdad, mas violencia, mas narcos, mas jóvenes sin trabajo, sin estudios…
Seguramente no faltará un nostálgico violento que responsabilice a la democracia de todos los males que pesan sobre nuestras espaldas.
La democracia, los estados, los gobiernos son como los hombres, son seres humanos los que los forman.
El Dr. Alfonsín y Mauricio Macri, prometieron “Hambre cero” en sus respectivas campañas. En el medio con promesas similares, presidentes, peronistas y radicales, en sus distintas versiones de derechas o izquierdas y el actual partido de gobierno no han logrado solución alguna que mejore la calidad paupérrima de 1 de cada 3 Argentinos.
La deuda de la democracia con los argentinos es la deuda de los argentinos con la democracia, dos caras de la misma moneda.
Si no somos capaces de modificar nuestra apatía, nuestra falta de militancia y de compromiso en los partidos políticos, sindicatos, consorcios, clubes y en todos los aspectos que requiera participación ciudadana, los resultados en el mejor de los casos serán los mismos.
Pasaron los tiempos que en discursos altisonantes y encendidos culpábamos a la sinarquía internacional, al marxismo y al vecino de la vuelta de todo lo malo que signaba nuestro destino.
Por necesidad y en defensa propia debemos comenzar a transitar el camino de un proyecto nacional inclusivo, que partiendo descarnadamente de la realidad proponga de forma asequible y realista, principios de soluciones, primero para los que menos tienen y partiendo de eso desgranar uno por uno los males que arrastramos durante tanto tiempo. No existen soluciones mágicas, ni partos sin dolor; crecer duele.
El orden que tanto necesitamos no debe ser el que propusieron los distintos usurpadores del poder, ese orden nos recuerda el orden de los cementerios y ha de quedar en el pasado. El orden democrático ha de ser el justo medio entre derechos y obligaciones; es la condición necesaria para producir los cambios que nuestra sociedad necesita.
35 años interrumpidos de democracia han de inspirarnos a poder construir el país con que soñaron a bordo de los barcos nuestros antecesores en la vida.
El tiempo es hoy y nosotros debemos ser los constructores de ese país en que nos enorgullezca vivir y que nos permita terminar con esta obstinada decadencia y legar a nuestros hijos una sociedad mas justa y mas igualitaria de la que recibimos.
Fuerte abrazo democrático y militante.
Hugo Quintana
MOVIMIENTO 21